Thriller (Michael Jackson, 1984)

Con el perdón de Quincy Jones, pero si “Thriller” alcanzó la categoría de álbum de culto, no fue solo por su prodigiosa producción musical: quizás el extra que lo consagró fue una mini-película protagonizada por unos zombis bailando la coreografía más famosa de todos los tiempos.
Y detrás de todo -y delante, encima y debajo- la genialidad a raudales de Michael Jackson. Aquel niño prodigio que lloraba a María con los Jackson Five ya había crecido, y se perfilaba como lo que acabó siendo, el Rey del Pop, con temas como “Can you feel it?” o “Don’t stop ‘til get enough”.
Su apoteosis llegó con el disco Thriller, que se vendía como pan caliente, gracias a los videos de “Billie Jean” y un “Beat it” sazonado con la guitarra de Van Halen. Otro pudo conformarse, pero Michael quería superarse, y la escalofriante composición de Rod Temperton era perfecta para hacerlo.
Aquel tema fue gestado con el nefasto título de “Starlight”, por suerte desechado por el visionario Jones al grabarlo. Temperton, empero, siempre la concibió con una sección hablada al final, que grabó el célebre actor de filmes de horror Vincent Price, cuya carcajada final hizo historia.
Michael, un fervoroso amante de dicho género, recién había visto “Un hombre lobo americano en Paris”, y llamó a su director, John Landis, para juntos hacer lo que, sin ser concebido como tal, acabó siendo el videoclip más influyente en la historia de la música.
Aquel proyecto costaría medio millón de dólares que la disquera Sony se negó a pagar, pero tanto lo quería Michael que estaba dispuesto a financiarlo de su propio bolsillo. El viejo Landis lo disuadió y apeló a sus mañas para que las cadenas Showtime y MTV soltaran el dinero por los derechos de exhibir el “making-of” de la revolucionaria cinta.
Al filmarla, Michael se sometió a cinco horas de maquillaje para ser un hombre lobo primero, y luego un zombie ataviado con una icónica chaqueta roja de cuero con hombreras que, por cierto, fue comprada hace dos años por 1,8 millones de dólares en una subasta.
El resultado fue un clásico. Los efectos que ahora parecen pedestres eran lo máximo entonces: asustaban de veras esos muertos vivientes con babas de sangre viscosa y ropas raídas, moviéndose a pura taquicardia de bajo y sintetizadores, en hileras cruzadas, garras en alto…
Ola Ray, una mulata que llegó a ser Miss Junio de Playboy en 1980, hizo el papel de su vida como la novia de Michael en Thriller, literalmente sus 14 minutos de fama, porque jamás se le vio en nada medianamente conocido.
Además de ser un inesperado éxito de ventas, aquel video también obró el milagro de colar a Thriller en el Top 10 estadounidense un año después del lanzamiento oficial del disco, que regresó a la cima de las ventas en diciembre de 1983, hace casi 30 años.
También ganó tres premios MTV en 1984 y dos Grammy, y fue el primer video musical añadido al Registro Nacional de Cine de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, por su legado e influencia en la cultura pop.
Después de Thriller la carrera de Michael subió meteóricamente, gracias a canciones como “We are the World”; películas como “Moonwalker”, en la que mostró su emblemático pasillo deslizándose hacia atrás; videos junto a otras estrellas negras; y discos como “History: Past, Present and Future”, cuya gira promocional tuvo que interrumpir por los escándalos en su vida.
El sambenito de pedófilo, sus traumas infantiles sin resolver, su insólito matrimonio con la hija de Elvis Presley y las diversas lecturas raciales a las cirugías para corregir su vitíligo, distorsionaron la leyenda de quien fue un ser humano imperfecto, aunque su arte ralló la perfección.
Al morir en 2009, con apenas 50 años de edad, Michael Jackson preparaba su regreso triunfal con la gira “This is it”, a la que se entregó con una intensidad que lo llevó del insomnio al sueño eterno. Pero por mucho que aún pongan Thriller, el Michael nunca ha salido bailando de la tumba…

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