Te recuerdo, Amanda (Victor Jara, 1968)


Una huelga de correos acentuó la desesperación de Victor Jara, a quien Londres le parecía más brumoso que nunca, porque su hija Amanda estaba enferma en Chile y él no tenía manera de saber de ella. Angustiado porque se agrandaba el océano que lo separaba de los suyos, el legendario juglar chileno escribió quizás su mayor clásico, a medio camino entre la canción de amor y el manifiesto social: “Te recuerdo, Amanda”.
Ahí narra del amor de Amanda y Manuel, una pareja de obreros que apenas tiene cinco minutos para verse, absorbidos por la vorágine laboral y un sistema explotador que acabó costándole la vida al novio. El propio Jara contó que la idea le rondaba hacía un tiempo, tras conocer a una joven pareja de proletarios. 
En su libro “Como una Historia”, José Manuel García abunda sobre el contexto en que nació el tema. Jara lo escribió en 1968, estando en Londres invitado por el British Council por sus logros como director teatral. Estando en Stratford-upon-Avon, en la celebración del Shakespeare’s Birthday, el cantor supo que su hija Amanda, entonces de tres años de edad, había sido hospitalizada.
Escribió una carta tras otra a su esposa para saber cómo estaba la niña, pero por esos días los funcionarios del servicio postal británico estaban en huelga, y fue imposible tener noticias frescas. Para desahogarse acudió a su guitarra, y de la soledad y el desespero nació "Te recuerdo, Amanda".
Amanda no es el único nombre tomado de un allegado. El padre de Jara se llamaba Manuel, y aunque Joan Turner, la viuda del bardo, no cree que la haya escrito para dedicársela a alguien en particular, piensa que la letra “contiene la sonrisa de la madre y la promesa de juventud de su hija”.
El tema fue incluido en el disco “Pongo en tus manos Abiertas...”, de 1969. También completó el single en vinilo “Plegaria a un labrador / Te recuerdo, Amanda”, de Jara y el grupo folclórico Quilapayún, relanzado en Alemania oriental en 1974. Luego la han versionado grandes como Joan Baez, Ismael Serrano, Mercedes Sosa y Silvio Rodríguez. 
Poeta más interesado en la crónica social que en la lírica esotérica, Victor Jara le cantó a los eternos preteridos, se inspiró en la periferia e hizo suyos los problemas de las clases obreras y campesinas. Por eso se sumó con energías al proyecto social del presidente Salvador Allende, frustrado hace exactamente cuatro décadas por el golpe militar que puso 17 años en el poder al dictador Augusto Pinochet.
Antes de que tumbaran las Torres Gemelas ya el 11 de septiembre era un día luctuoso: aquel día de 1973 los militares chilenos comenzaron un baño de sangre entre cuyas primeras víctimas estuvo Victor Jara, con quien se ensañaron particularmente, según testimonio de sobrevivientes. Un teniente apodado “El Príncipe”, recientemente identificado como Pedro Barrientos Núñez, torturó y mató a Jara jugando a la “ruleta rusa” en un vestuario del Estadio Chile de Santiago, donde estaban hacinados unos cinco mil simpatizantes de Allende.
La dictadura censuró “Te recuerdo, Amanda”, por su explícita crítica a las condiciones de vida del proletariado, y porque no daba la imagen de Chile que querían los militares. Pero sobre todo la prohibieron porque era de Jara, y Jara era, de cierta manera, Allende y lo que Allende representaba.
Pero la dignidad es imposible de acallar, y a Victor Jara le dio fuerzas para, moribundo y apaleado, garabatear sus estremecedores últimos versos: “Canto que mal que sales / Cuando tengo que cantar espanto / Espanto como el que vivo / Espanto como el que muero”.

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