Marilú (Juan Formell, 1969)

Leo en Magazine AMPM que Telmary Díaz se hará oír en la Feria Internacional de la Música que organizará Guadalajara, y me alegro por esta artista con la que habré hablado si acaso un par de veces, pero que disfruto desde los reveladores años de beca, como parte de aquel Free Hole Negro que nos contaba de los superfinos negros y su huelga de rumba... 

Como buena estrella, Telmary es luz, y la irradia. Al parecer es algo genético, porque tanto  iluminó su mamá, que inspiró el primero de los muchos clásicos de quienes Mister (Jorge) Smith definió como los Rolling Stones de Cuba. Hablo de dos instituciones: Marilú y los Van Van.

Aquel bolero-songo fue la carta de presentación de la orquesta cuya fecha oficial de nacimiento fue el 4 de diciembre de 1969, aunque par de meses atrás habían grabado su primer disco (Volumen I), en los estudios de la Egrem, con producción y orquestaciones de Juan Formell.

Marilú fue la tercera pista de dicho fonograma, que incluía otras joyas como Yuya Martínez y La bola de humo, y que poseía una revolucionaria sonoridad, gracias al genial descaro de “contaminar” al formato de charanga con elementos del rock como bajo eléctrico, batería y coros de balada.

El intérprete original de aquella pieza fue un cantante que, como Formell y el pianista César “Pupy” Pedroso, venía de revolucionar a la orquesta Revé con el irreverente changüí-shake: era Miguel Ángel Rasalp, el “Lele”, padre de uno de los actuales cantantes de Van Van, conocido por el mismo apodo.

Con los años también la cantaron el carismático Pedrito Calvo y más acá Mayito Rivera, este último en una versión en tiempo de hip-hop que hiciera Telmary, quien reveló entonces que la misteriosa musa que buscó la soledad y junto al mar se fue a vivir era nada menos que… su madre…

Según canta Telmary, Marilú era periodista de Radio Rebelde, amiga de Formell y fan de los Rolling Stones. Murió inesperadamente en 1985, menos de 20 años después de haberle inspirado al Vanvanero Mayor una antológica canción que muchos comparan con el Anna de los Beatles. 

Pasaron casi cuatro décadas antes que se supiera quién inspiró aquel tema, emblemático del contrapunteo entre lo cubano y lo foráneo en el primer disco de Van Van, porque mezcló los violines y la flauta charanguera con sonidos del funk, y un meloso arreglo vocal con algo de soul y quiebres rocanroleros.

La identidad de la famosa Marilú salió a la luz en 2006, cuando la ex-Free Hole Negro lanzó su disco A diario, con el apoyo del piquete de Interactivo y el visto bueno de quien fue como un padre para ella, Formell. 

Ha pasado casi medio siglo y la canción aún es inevitable en conciertos y en discos recopilatorios, como los lanzados a propósito de los 25 y 30 años de la agrupación insignia de la música popular cubana, apodada con razón el Tren por su arrastre y su paso arrollador, trepidante, único…

La muerte de Formell abrió múltiples interrogantes, como si fue más grande que el legendario Benny Moré, o si Van Van sobrevivirá a esta pérdida que los cubanos sufrieron como propia, como si se nos hubiera ido el pariente que siempre llegaba a ponernos buena la fiesta, a alegrarnos el día…

Pero entre tanto dolor e incertidumbre, quedó una certeza: Marilú es todo un clásico, bellísimo, tierno y especial para enamorar, bailar o simplemente escucharlo y darle gracias a Formell, dondequiera que esté, por hacer de los cubanos una feliz e irreductible raza de vanvaneros.