Dave Grohl no necesitaba que mil músicos italianos interpretaran en vivo su clásico Learn to Fly para hacerse famoso, pero sin dudas la idea más loca de Fabio Zaffagnini le vino de maravillas: casi 26 millones de internautas han visto el espectacular tributo a este himno de los Foo Fighters en tres meses.
Durante un año, Zaffagnini organizó el evento Rockin 1000 para invitar a Grohl y compañía a dar un concierto en Cesena, Italia, y el resultado fue algo contundente, una sinfonía tan sincronizada, alegre y apasionada, que acabó conmoviendo al mismísimo Dave. Funcionó, de hecho…
En otro video, que también se volvió viral, Grohl agradeció el gesto y dijo que pronto se presentarían en Cesena ante unos seguidores que, como pide la canción de marras, indudablemente han aprendido a volar…
“Italia no es un lugar donde los sueños se hacen realidad fácilmente, pero es una tierra de pasión y creatividad”, señaló Zaffagnini, que logró emocionar a un músico que, en teoría, estaba curado de
espanto.
Recordemos que Grohl fue el batería de Nirvana… ¿Qué no habrá visto? Pero sin dudad Learn to Fly era el tema ideal para acometer esta aventura, ya sea porque no es muy complejo de interpretar,
porque fue el primer gran éxito de Foo Fighters, o porque invita a buscar inspiración en la vida…
“La canción va sobre la búsqueda de cualquier señal que te haga sentir vivo, pero es una de las canciones que menos me gustan de ese disco”, ha confesado Grohl. No sé por qué, pero muchos
artistas suelen decir eso de sus creaciones más populares. Y la verdad, Dave, no deberías quejarte de esta…
De hecho, el primer single del álbum There Is Nothing Left to Lose, lanzado en 1999, llevó a los Foo Fighters al puesto 19 del Billboard Hot 100, y además encabezó ese año las listas de rock moderno en Estados Unidos.
Ayudó mucho el peculiar video dirigido por Jesse Peretz, una parodia de la comedia Airplane, conocida en Cuba como ¿Dónde está el piloto?. En el mismo, Grohl y sus compañeros de banda Nate Mendel y Taylor Hawkins asumen varios personajes en un hilarante caos aéreo, que le valió al grupo el primero de sus 10 premios Grammy, al Mejor Video Musical.
De entonces acá, los Foo Fighters –que significa cazadores de OVNI- son quizás la banda de rock más sólida y exitosa del siglo XXI, capaz de gustarle lo mismo a la crítica más ácida que al pichón de friki. Cada vez que sacan un disco se llevan el Grammy a Mejor Álbum de Rock, y se prestan para causas sociales y aventuras musicales con igual pasión.
Han demostrado, además, que el rock contemporáneo todavía tiene cosas que decir, aunque a ratos parezca que todo es un mal remedo del pasado, que nada hay nuevo bajo el sol del rock ‘n roll, que solo lo viejo es clásico… La vida es siempre más rica. Y la buena música también.
Casi 10 años demoró Doña Flor en llegar con sus dos maridos a los cines cubanos, pero valió la pena, no solo por la espectacular desnudez de Sonia Braga, sino por las tres versiones de una canción imprescindible de la música brasileña y universal: “Oh, que será”, de Chico Buarque. Quizás “La Construcción” sea su canción más genial, suerte de bossa sinfónico con guiños a Gershwin, pero el tema del filme “Doña Flor y sus dos Maridos” (Bruno Barreto, 1976) es el más conocido y versionado de este trovador nacido en 1944, uno de los artistas más influyentes de una tierra pródiga en futbolistas y músicos. Para el filme, basado en una novela de Jorge Amado, Chico compuso tres variantes de este clásico: “Abertura”, “À Flor da Terra” y “À Flor da Pele”, esta última cantada junto a Milton Nascimiento para abrir el disco “Meus caros amigos”, también de 1976. Las voces en las demás versiones son de Simone y Nara Leão. La canción habla de muchas cosas y de ninguna en específico. Es uno de
Leo en Magazine AMPM que Telmary Díaz se hará oír en la Feria Internacional de la Música que organizará Guadalajara , y me alegro por esta artista con la que habré hablado si acaso un par de veces, pero que disfruto desde los reveladores años de beca, como parte de aquel Free Hole Negro que nos contaba de los superfinos negros y su huelga de rumba... Como buena estrella, Telmary es luz, y la irradia. Al parecer es algo genético, porque tanto iluminó su mamá, que inspiró el primero de los muchos clásicos de quienes Mister (Jorge) Smith definió como los Rolling Stones de Cuba. Hablo de dos instituciones: Marilú y los Van Van. Aquel bolero-songo fue la carta de presentación de la orquesta cuya fecha oficial de nacimiento fue el 4 de diciembre de 1969, aunque par de meses atrás habían grabado su primer disco (Volumen I), en los estudios de la Egrem, con producción y orquestaciones de Juan Formell . Marilú fue la tercera pista de dicho fonograma, que incluía otras joyas como Y
Para los cubanos, la música del guitarrista chicano Carlos Santana es más cercana de lo que sospechen: desde hace décadas, su Incident at Neshabur es el tema de presentación y despedida del Noticiero Nacional Deportivo, y el álbum Supernatural musicaliza casi todo el telediario dominical. Sin embargo, quizás la primera canción de Santana que fue popular en Cuba fue el pegajoso Oye cómo va, la versión latin-rock de un mambo largamente acreditado al pailero boricua Tito Puente, inspirado a su vez en el Chanchullo del bajista cubano Israel “Cachao” López. “ Oye cómo va, mi ritmo… Bueno pá gozar, mulata… ”, reza el estribillo que desconcertó a un público anglosajón incapaz de entender o traducir toda la sabrosura de aquel alarde. Hubo hasta quien le hizo lecturas racistas, pero por suerte, más elocuente que el texto son las notas que puntea Santana. Incluida en el disco Abraxas (1970, el mismo que contenía la monumental Black Magic Woman), Oye cómo va catapultó al guitarrista dire
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