Chorando se foi (Kaoma, 1989)


Vista un cuarto de siglo después, uno se pregunta qué tanto escandalizaba la lambada, si cosas peores se cantan y bailan hoy en día… Aquel acople de pelvis que solo se rompía para mostrar muslos femeninos en indiscretos giros se nos antoja ahora sensualidad ingenua… ¡pero qué furor causó!
La lambada sacudió cinturas por todo el mundo el verano de 1989, gracias a una banda de emigrados brasileños y caribeños radicados en Paris, que sin encomendarse a nadie tomaron una canción del grupo boliviano los Kjarkas y se hicieron famosos con el tema “Chorando se foi” (Llorando se fue).
Kaoma, liderado por la vocalista carioca Loalwa Braz, incluyó el tema en su disco Worldbeat y el resultado fue apoteósico: cinco millones de copias vendidas, primer lugar en 11 países, es la canción brasileña más conocida de todos los tiempos, y además desató una verdadera fiebre.
Aquel acordeón entre nostálgico y sentimental quedó inmortalizado por los de Kaoma, que más nunca lanzaron nada medianamente bueno, y tampoco pudieron disfrutar demasiado de su éxito, porque acabaron en los tribunales con una demanda de plagio interpuesta por los mencionados Karjkas.
El legendario conjunto folclórico andino había compuesto “Llorando se fue” en 1981 y la incluyó en su Canto a la mujer de mi pueblo. Aquella saya afroboliviana gustó tanto que muchos grupos lo sumaron a su repertorio, y los hermanos Gonzalo y Ulises Hermosa decidieron registrarla ante la Sociedad Alemana de Músicos y Autores (GEMA) en 1985. Luz larga que tuvieron…
Para 1990 la canción de marras había sido traducida a 42 idiomas, incluido el portugués, popularizada en Brasil por Marcia Ferrerira, en 1986, a partir de la versión que grabó el Cuarteto Continental de Alberto Maravi en tiempo de cumbia, en 1984, la primera que usó el emblemático acordeón.
Kaoma fusionó la propuesta de Ferreira –co-escrita con José Ari- con los arreglos del peruano Maravi, y así nació el “Chorando se foi” que todos oímos, bailamos y ahora recordamos. El resultado fue muy bueno, tanto que aún hoy gusta, pero fallaron en preferir pedir perdón que permiso.
Escándalo aparte, en todos quedó la lambada gracias también a su video, filmado en una playa de Bahía, con la participación del dúo infantil de Chico y Roberta. A la gente le gustó aquella pareja del mulatito y la rubiecita que bailaban como adultos, aunque al padre de ella no le hiciera gracia.
La locura de la lambada –similar a la que desatarían años después bailes como la Macarena o el Aserejé- también llegó a la gran pantalla con la cinta Baile prohibido, cuya banda sonora incluía la versión de Kaoma.
En Cuba la lambada también impactó: no había niña que no tuviera su saya de vuelitos, ni varón que no aprendiera a dar vueltas inclinándose adelante y atrás rítmicamente. Hay quien todavía canta el estribillo en ruso, porque a una profesora de la universidad se le ocurrió traducirla para enseñar el idioma.
En los últimos años, el conocido pasaje de acordeón ha sido usado como “sample” en éxitos del pop, como en el “Taboo” de Don Omar, o en el “On the Floor” de Jennifer López y Pitbull, quienes tuvieron el buen tino de darle crédito a los hermanos Hermosa. Por si acaso…

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