Heart of Glass (Blondie, 1979)


Allá por 1979, cuando el punk le declaró una guerra sin cuartel a la música bailable, Blondie cometió la herejía de, siendo una banda paradigmática de la escena new wave neoyorquina, hacer nada más y nada menos que un tema disco: Heart of Glass, pura irreverencia en un rítmico empaque comercial.
La música disco -sofisticada, anodina, melódica- estaba en las antípodas conceptuales del punk, un género que se caracterizaba por ser rebelde, crudo, ruidoso, hecho con más rabia que musicalidad. Y resulta que viene Blondie y hasta cuela entre guitarras y baterías una caja de ritmos… ¡Traición!
Sin embargo, los fundamenlistas del género estaban tan indignados que fueron incapaces de apreciar que aquello era puro punk, en su sentido más insolente, pues los de Blondie la interpretaban sobre todo para fastidiarlos. Y al final de eso va el punk, de provocar y subvertir lo establecido. ¿O no? 
Tampoco la letra era complaciente. Es más, la popularidad de la canción y su creciente presencia en la radio los obligó a cambiar el verso original “he was a pain in the ass” (él era un dolor en el trasero) por el poético “he had a heart of glass” (él tenía un corazón de cristal). Y así ha perdurado hasta hoy.
No se trataba de la típica cancioncilla de la chica burlada, que se echaba a morir, pero igual la cantante Debbie Harry lamentaba haberse enamorado de un tipo que simple y llanamente la usaba. “No era muy popular en nuestro círculo, pero realmente queríamos ser impopulares”, aseguraría luego.
La canción fue escrita en 1974 por la rubia Debbie y el guitarrista Chris Stein, quien luego sería su esposo, cuando compartían un gélido cuartucho en Bowery, New York. La titularon Once I had a Love, y tenía un ritmo lento. En 1978 la grabaron en versión reggae, ya como Heart of Glass, sin saber que así se llamaba una película del alemán Werner Herzog.
Por entonces preparaban el álbum Parallel Lines, y el productor Mike Chapman les sugirió hacerla en disco, un género que fascinaba a la pareja. De hecho, Harry era una fan confesa del italiano Giorgio Moroder, y la banda había versionado en vivo temas de Donna Summers y Patti LaBelle.
Igual tuvieron que vencer reticencias internas: al baterista Clem Burke no le hacía gracia secundar un sonido computarizado, pero lo aceptó a medida que la canción se hacía popular, y eventualmente le cogió el gusto. Es más, se inspiró nada menos que en el tumbao funky del Stayin Alive de Bee Gees.
Más allá de la controversia sobre si los Blondie habían vendido su alma, la canción copó las listas de Estados Unidos y Reino Unido, y disparó la carrera del grupo, gracias también a un videoclip con muchos primeros planos donde una sensual Debbie canta sabiéndose apetecible, pero sin importarle mucho.  
Visto en la distancia, aquel enojo con Blondie era tonto: la banda siempre se caracterizó por experimentar con diversas tendencias, y Heart of Glass fue sencillamente su capítulo disco. Además, el punk en Estados Unidos tampoco era serio: en lugar de rebelarse contra el sistema, este le sacaba provecho.
De hecho, mientras en Reino Unido el punk era visto como una amenaza al status quo, al otro lado del Atlántico domesticaron al género cuyos héroes y seguidores se creían muy malos y rebeldes, cuando en realidad eran apenas unos más (otros) dentro del variopinto saco de lo alternativo.
Y Blondie no fue la excepción… ¡Pero qué bien sonaban!

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