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Nothing Compares 2 U (Sinéad O’Connor, 1990)

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Ha muerto, a los 56 años,  Sinéad O’Connor: muchas  cosas han pasado con desde que nos embelesó allá por 1990 con Nothing Compares 2 U, canción de tal belleza que hizo de su video promocional un clásico, a pesar de que simplemente muestra la cara de quien mi generación conoció, sencillamente, como “la Calva”. Es que ahora es normal, pero entonces nos preguntábamos a santo de qué se raparía aquella mujer tan hermosa. “Para demostrar que hasta sin pelo es preciosa”, justificaban unos. “Porque su novio se murió y ella se peló así de tristeza”, inventaban otros. Pero la realidad era menos romántica. Sinéad se rapó porque quería ser valorada por su voz, no por su belleza, y de cierta manera esquilarse fue un manifiesto. Esta irlandesa se caracterizó siempre por ser radical, quizás por haber nacido en un país marcado por históricos conflictos, quizás por la difícil relación que tuvo con su madre…   Solo ella sabe cuán tormentosa fue su niñez para volverse tan arisca, pero algo de aquel

Respect, el reclamo que Aretha Franklin volvió contra Otis Redding

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Los últimos días de Aretha Franklin, la Reina del Soul, tuvieron una cobertura periodística a ratos morbosa, aunque más inspirada en la grandeza de quien estaba por partir, que por las ganas de contar una mala noticia, por mucho que repercuta.

A whiter shade of pale (Procol Harum, 1967)

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Quizás el título en inglés y el críptico nombre de la banda le hagan dudar de cuán clásico sea este tema, pero cuando sepa que es la versión original del Con su blanca palidez popularizado en español por Cristina y sus Stop , de seguro recordará su conocida melodía de organillo tristón. Compuesta por Keith Reid para la banda británica Procol Harum , este tema fue lanzado como sencillo el 8 de junio de 1967 y encabezó las listas de su país durante seis semanas al hilo, gracias a su letra y una distintiva instrumentación que más adelante inspiró otro clásico, el Je t'aime... moi non plus del curioso dúo de Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot En Cuba muchos lo conocieron gracias a su versión hispana, frecuentemente radiada en el programa Nocturno , que aún hoy recuerda aquel período musical conocido como la Década , que duró mucho más. Muchas de las canciones popularizadas entonces devinieron piezas de culto en virtud de nostalgias e innegables cualidades. De hecho, esta c

Plagio no, sampleo

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Dicen, exagerada que es la gente, que ya uno no puede siquiera cantar en la ducha, pues viene Pitbull y te hace un remix. Y el problema no es que se monte en la música de otros para armar la suya, lo preocupante es que se lleve todo el mérito porque nadie conoce el original, o lo olvidó… No hace tanto la juventud brincaba febril con el Reloaded de Pitbull y Christina Aguilera, y los más veteranos movíamos la cabeza horrorizados, porque sabíamos que esa coda pegajosa y estimulante era el emblemático riff de ese temazo que es el Take On Me de A-ha, del cual escribimos aquí. Pero no la cojamos con Pitbull, quien simplemente es consecuente con una práctica ya legitimada: “samplear”, o sea, tomar “samples” (muestras) de otras melodías, pasó de ser la antítesis de la creatividad, a ser cotidiano, aceptado e incluso aplaudido. Su eclosión se remonta un cuarto de siglo atrás, cuando el primer sampler digital salió al mercado. El desarrollo y sofisticación actual de esos equipo

That's the way (KC & The Sunshine Band, 1975)

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Comparado con cualquier reguetón actual, el That's the Way (I Like It) de K.C. and The Sunshine Band es una tonadilla mongólica. Sin embargo, en su momento esa canción fue criticada por sus alusiones sexuales, sin que aquella mojigatería impidiera que fuera un éxito comercial y un señor clásico. Este himno de la fiebre “ disco ” alcanzó la cima del Billboard Hot 100 a finales de 1975, solamente desplazada durante una semanita por el Fly, Robin, Fly del que ya hablamos aquí. Escrita a dos manos por el vocalista Harry Wayne Casey (KC) y el bajista Richard Finch, esta melodía cautivó por su desenfado, ritmo y unos elocuentes jadeos que incomodaron a más de uno. Es que el estribillo insistía en que así es –ajá, ajá- como me gusta, y ya usted interprete eso como quiera… Pero nuestro objetivo no es deconstruir una canción, si no contar su historia y eso haremos: ya el buen KC había colado un número uno en Estados Unidos con su Get Down Tonight (vaya con sus títulos) y m

A Santa Bárbara (Celina González, 1948)

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Cuando uno escucha el nombre de Celina González, de inmediato le vienen a la cabeza dos canciones: Yo Soy el Punto Cubano y A Santa Bárbara. La primera la coronó como reina de ese género campesino, la segunda fue quizás el clásico que más la marcó, la composición que cambió su vida en disimiles maneras.    En la historia de este tema hay una interesante dosis de misticismo, pues la popular artista afirma que la propia Virgen Guerrera se le apareció y le dijo que si componía una canción en su honor, le garantizaría la consagración.    Corría noviembre de 1948. Celina y su pareja musical y amorosa, Reutilio Domínguez, recién habían llegado a La Habana en busca de fortuna. Allá en Santiago de Cuba eran famosos, pero la capital es la capital, y fueron recomendados por el mismísimo Rey de la Guaracha, Ñico Saquito.    A los pocos días, la cantante tuvo su trascendental visión. “Yo fui a entrar al cuarto y allí estaba ella y me susurró: dedícame una canción y te daré lo que quier

El Gran Varón (Willie Colón, 1986)

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Si Omar Alfanno hubiera escrito la desgarradora historia de Simón ahora y no hace casi tres décadas, seguramente le cambiaba un par de cosas, aunque solo fuera por librarse del tribunal de la corrección política, esa suerte de Inquisición. Pero “El Gran Varón” nació en 1986, y ni al compositor panameño ni al salsero Willie Colón podía pedírseles otra cosa en aquella época… Analizada en la distancia, lo que pretendía ser un llamado a respetar lo diferente pecaba de condescendiente y de estereotipar una preferencia. El concepto del gay como un “palo que nace doblado” cuyo tronco jamás endereza ratifica el machismo predominante en un género como la salsa, incluso cuando pretende ser consciente, como la defendida por el propio Colón y el panameño Rubén Blades. Pero negarle valores a “El Gran Varón” sería injusto, no solo por su gran arreglo, si no por atreverse a contar el drama de Simón y su padre Andrés en aquellos años de desmadre y ruptura que fueron los 80. Además, abordó el