Nothing Compares 2 U (Sinéad O’Connor, 1990)
Es que ahora
es normal, pero entonces nos preguntábamos a santo de qué se raparía aquella
mujer tan hermosa. “Para demostrar que hasta sin pelo es preciosa”,
justificaban unos. “Porque su novio se murió y ella se peló así de tristeza”,
inventaban otros. Pero la realidad era menos romántica.
Sinéad se
rapó porque quería ser valorada por su voz, no por su belleza, y de cierta
manera esquilarse fue un manifiesto. Esta irlandesa se caracterizó siempre por
ser radical, quizás por haber nacido en un país marcado por históricos
conflictos, quizás por la difícil relación que tuvo con su madre…
Solo ella
sabe cuán tormentosa fue su niñez para volverse tan arisca, pero algo de aquel
dolor afloró en Nothing Compares 2 U, al punto de convertir en un éxito mundial
un tema que cinco años antes había estrenado con más pena que gloria su autor,
el artista conocido intermitentemente como Prince.
Venerado -con
razón- como un genio del R&B, Prince lo compuso para su proyecto paralelo
The Family, inspirado en un músico de su banda que recién había roto con su
novia. El original era francamente lamentable, pero Sinéad lo salvó con una
versión desgarradora, catártica, triste, insuperable…
Fachtna
O'Kelly, su manager, tuvo la idea de hacer esta versión y se la llevó en casete
a Chris Hill, del sello discográfico Ensign. Dicen que cuando Hill la escuchó
se emocionó tanto que lloró. O'Kelly se lo contó a su cantante y esta preguntó,
confundida: “¿Tan mal estaba?”.
Fue la
canción estrella de I Do Not Want What I Haven't Got, su segundo disco de
estudio. Aquello fue un éxito de proporciones épicas. De pronto una cantante
que apenas sonaba en radios universitarias lideraba las listas de ventas en 17
países, dándole una popularidad que no deseaba y que rechazó con vehemencia.
De entrada,
se negó a recoger el premio Grammy que ganó en 1990 por Mejor Interpretación
Alternativa, como protesta contra lo que tal galardón representaba. Odiaba la
fama que le trajo este clásico, por sus principios de rechazo a la
comercialización, sin ocurrírsele que la gente lo compraba porque le gustaba la
canción, aunque el video ayudó. Y mucho.
Dirigido por
John Maybury, el video tuvo un estremecedor momento que nadie planificó, cuando
a Sinéad se le escapan dos lágrimas al contarle a su difunta madre que las
flores que había sembrado en el patio trasero murieron al ella irse. Aquellos
versos revelaban de golpe qué pérdida le provocaba tal dolor, quién era
realmente la persona con la que nadie se comparaba a sus ojos…
Nothing
Compares 2 U fue el único gran éxito comercial de Sinéad, cuya recalcitrante
militancia acabó hastiando a muchos. Esta acérrima crítica del Vaticano acabó
ordenándose sacerdote, y hace unos años canceló una gira debido a un
trastorno bipolar. Luego se convirtió al Islam, y en 2022 sufrió el suicidio de su hijo Shane.
Con su muerte vuelve ser noticia una artista de vida atormentada y voz apasionada, capaz de estrujarnos el corazón y hacernos creer que nada, en verdad nada, se
compara con ella…
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