Nothing Compares 2 U (Sinéad O’Connor, 1990)

Ha muerto, a los 56 años, Sinéad O’Connor: muchas cosas han pasado con desde que nos embelesó allá por 1990 con Nothing Compares 2 U, canción de tal belleza que hizo de su video promocional un clásico, a pesar de que simplemente muestra la cara de quien mi generación conoció, sencillamente, como “la Calva”.

Es que ahora es normal, pero entonces nos preguntábamos a santo de qué se raparía aquella mujer tan hermosa. “Para demostrar que hasta sin pelo es preciosa”, justificaban unos. “Porque su novio se murió y ella se peló así de tristeza”, inventaban otros. Pero la realidad era menos romántica.

Sinéad se rapó porque quería ser valorada por su voz, no por su belleza, y de cierta manera esquilarse fue un manifiesto. Esta irlandesa se caracterizó siempre por ser radical, quizás por haber nacido en un país marcado por históricos conflictos, quizás por la difícil relación que tuvo con su madre… 

Solo ella sabe cuán tormentosa fue su niñez para volverse tan arisca, pero algo de aquel dolor afloró en Nothing Compares 2 U, al punto de convertir en un éxito mundial un tema que cinco años antes había estrenado con más pena que gloria su autor, el artista conocido intermitentemente como Prince.

Venerado -con razón- como un genio del R&B, Prince lo compuso para su proyecto paralelo The Family, inspirado en un músico de su banda que recién había roto con su novia. El original era francamente lamentable, pero Sinéad lo salvó con una versión desgarradora, catártica, triste, insuperable…

Fachtna O'Kelly, su manager, tuvo la idea de hacer esta versión y se la llevó en casete a Chris Hill, del sello discográfico Ensign. Dicen que cuando Hill la escuchó se emocionó tanto que lloró. O'Kelly se lo contó a su cantante y esta preguntó, confundida: “¿Tan mal estaba?”.

Fue la canción estrella de I Do Not Want What I Haven't Got, su segundo disco de estudio. Aquello fue un éxito de proporciones épicas. De pronto una cantante que apenas sonaba en radios universitarias lideraba las listas de ventas en 17 países, dándole una popularidad que no deseaba y que rechazó con vehemencia.

De entrada, se negó a recoger el premio Grammy que ganó en 1990 por Mejor Interpretación Alternativa, como protesta contra lo que tal galardón representaba. Odiaba la fama que le trajo este clásico, por sus principios de rechazo a la comercialización, sin ocurrírsele que la gente lo compraba porque le gustaba la canción, aunque el video ayudó. Y mucho.

Dirigido por John Maybury, el video tuvo un estremecedor momento que nadie planificó, cuando a Sinéad se le escapan dos lágrimas al contarle a su difunta madre que las flores que había sembrado en el patio trasero murieron al ella irse. Aquellos versos revelaban de golpe qué pérdida le provocaba tal dolor, quién era realmente la persona con la que nadie se comparaba a sus ojos…

Nothing Compares 2 U fue el único gran éxito comercial de Sinéad, cuya recalcitrante militancia acabó hastiando a muchos. Esta acérrima crítica del Vaticano acabó ordenándose sacerdote, y hace unos años canceló una gira debido a un trastorno bipolar. Luego se convirtió al Islam, y en 2022 sufrió el suicidio de su hijo Shane.

Con su muerte vuelve ser noticia una artista de vida atormentada y voz apasionada, capaz de estrujarnos el corazón y hacernos creer que nada, en verdad nada, se compara con ella…

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