Plagio no, sampleo


Dicen, exagerada que es la gente, que ya uno no puede siquiera cantar en la ducha, pues viene Pitbull y te hace un remix. Y el problema no es que se monte en la música de otros para armar la suya, lo preocupante es que se lleve todo el mérito porque nadie conoce el original, o lo olvidó…


No hace tanto la juventud brincaba febril con el Reloaded de Pitbull y Christina Aguilera, y los más veteranos movíamos la cabeza horrorizados, porque sabíamos que esa coda pegajosa y estimulante era el emblemático riff de ese temazo que es el Take On Me de A-ha, del cual escribimos aquí.

Pero no la cojamos con Pitbull, quien simplemente es consecuente con una práctica ya legitimada: “samplear”, o sea, tomar “samples” (muestras) de otras melodías, pasó de ser la antítesis de la creatividad, a ser cotidiano, aceptado e incluso aplaudido.

Su eclosión se remonta un cuarto de siglo atrás, cuando el primer sampler digital salió al mercado. El desarrollo y sofisticación actual de esos equipos y softwares le ahorra neuronas a muchos, así como años de estudios musicales y una cosita intrascendente, minúscula, sin importancia: talento…

A ver, que tampoco se puede ser tan recalcitrante. Como recurso es válido, y puede funcionar incluso como tributo. Los artistas de la electrónica hacen apropiaciones interesantes de clásicos de otros géneros, y sale algo innovador, sui generis, y el hip-hop, más centrado en el discurso que en la melodía, ha legado numerosos clásicos a golpe de “sampleo”.


Por ejemplo, en 1990 causó furor el rapero MC Hammer con el tema U Can’t Touch This, y a días de hoy muchos desconocen que su contagioso leit motive pertenece al Super Freak que popularizó Rick James en 1981. No pasó así con el Ice, Ice Baby de Vanilla Ice, que discurría sobre la inconfundible base rítmica del mítico Under Pressure de Queen y David Bowie.

Quizás el artista más “sampleado” ha sido el genial James Brown: muchos temas de hip-hop, pop, break beat o dance, contienen pasajes creados por el Padrino del Funk. Del otro lado, el dúo parisino Daft Punk ha hecho del “sampling” su modus operandi, al igual que otras leyendas del llamado big beat, como Fatboy Slim, Moby o The Chemical Brothers.


Sin embargo, la canción más “sampleada” de todos los tiempos es Amen, Brother, de la banda funky The Winstons. En particular el solo de batería que Gregory “G.C.” Sylvester interpreta durante 5.2 segundos ha sido considerada la base rítmica de casi todas las canciones del “drum n’ bass” y el “jungle”. 

La lista es inagotable. En Cuba, la Charanga Habanera lleva años armando éxitos apropiándose de fragmentos musicales de clásicos del pop, y hasta de los muñequitos rusos. Mucho espectáculo, poca música. Pero lo dicho, ni son los primeros, ni serán los últimos, y otros más grandes lo han hecho…

Por ejemplo, para su energético Hung Up la gran Madonna tomó partes del Gimme Gimme (A Man After Midnight) de ABBA; Eminen usó el Thank You de Dido para su aplaudido Stan; Public Enemy, una institución del rap, empleó la melodía del For What It's Worth de Buffalo Springfield para He Got Game; la Bitter Sweet Symphony de The Verve “samplea” The Last Time de la Orquesta de Andrew Oldham; y el Every Breath You Take de The Police marca el ritmo del I'll Be Missing You de Puff Daddy.

Y si este artículo le deja la sensación de haberlo leído antes, es porque en el periodismo el “sampleo” también vale: copiar de uno es un plagio, copiar de muchos es investigación…

Comentarios

  1. Gracias por esto. Por un momento estaba seriamente preocupado que uno hubiera cogido esa melodía tan pegadiza que me recuerda de alguna manera a la playa -Take on me- y la hubiera pegado en su canción así tal cual.

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  2. jjaaja se que parece una tonteria pero esto me ha aliviao mucho casi cogo y me pongo a insultar a pitbull por robar esa cancion

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